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sábado, 5 de junio de 2010

Señor pintor, Novelas de Amor



Señor pintor caminando por la orilla del río me lo encontré, y yo que era una joven coqueta y media puta muchas a veces y caliente de vez en cuando, pero no quiero exagerar, ni quiero hablar de mis dones ni de aquella pureza que el Dios verdadero a derramado sobre mí cuando era niña.



Mi nombre es Candi, Candi, de ojos grandes, cabellos rizados, mediana de tamaño y muy simpática, a veces. Aquella tarde por la orilla del río Uruguay fue la primera vez que vi a Luís, estaba dibujando en el río pero yo que soy curiosa me senté a contemplarlo, quería verlo dibujando toda la tarde, el vio cuando me le senté a contemplarlo.



Pero el seguía pintando sin parar, parecía como que nada podía detenerlo, con un estilo único, parecía un profeta de esos que mandan los Dioses a la tierra, movía las manos como un picazo, creo que era mejor que él mismo.



Pero yo estaba inquieta viéndolo pintar toda la tarde, ya eran más de las cinco de la y solo estábamos él y yo solo, era un lugar muy desolado, yo quería que me pintara, pero no tenía con que pagarle, lo miraba y él también a mí, pero él me sonreía mucho, hasta llegué a pensar que él estaba haciendo malos pensamientos conmigo.



- Pero quien no, si Candi era una brasileña tan hermosa, con apenas 15 años de edad, de un cuerpo que no se puede dar comentario, - era una hembra -, decía Luís, por dentro. A pesar de que sus ojos reflejaban el cielo, sabía que ella quería decirme algo, pero lo estaba callando porque… Pero nada decidí, seguir pintando, porque ese es mi trabajo, eso es lo que soy, un pintor, un artista, pero ya la noche me estaba llegando, el cielo me lo decía.



Fue entonces, cuando de momento Candí dio nueve pasos hacia delante, muy despacio, así como en cámara lenta y dijo: Señor pintor, ¿puede usted hacer mi obra de arte? - lo dijo así, como con una voz tímida que enreda corazones - , pero sea usted sincero, señor pintor, porque no tengo con que pagarle - dijo -, pero el artista ya sabía la hembra que era y la miró de arriba abajo, mirándole fijamente a los ojos , unos ojos que hechizaban e inmovilizaban de tan grandes y hermosos.



Luís le dijo: Pero, señorita, ya es tarde, casi de noche; pero Candi vio que la contestación no era un no, que no era una contestación que hería ni insultaba, e inmediatamente procedió a desnudarse, así lo hizo, se le desnudo al señor pintor, Candi se lo quitó todo, completamente todo, hasta las medias.



Pero Luís demostró ser no solo un artista, si no todo un caballero al ver por primera vez una hembra tan hermosa, de esa edad, pues dar detalles de esta joven tan bella no sabría, pero sí les digo que ningún lápiz describiría esta hembra. ¡Si los Dioses hubieran visto a esta joven desnuda en la grava del río!; parecía un florero de oro macizo; blanca como la cera y rubia como el sol.



Mirando al señor pintor a los ojos, lentamente, se recostó en la grava del río y le dijo: Vamos, adelante, confianza. Y ella, con la mano izquierda en los muslos y la derecha en su parte íntima, un cabello que le cubría los senos, y así el señor pintor emprendió su trabajo y con su suave y liviana mano y con una vista de Dioses fue tachando, tejiendo toda una obra maestra.



Todo un artista, miraba y pintaba, le decía mueve aquí, allá. Treinta minutos después finalizada su obra el señor pintor. Dijo, ¡Guao!, quizás esta sea una de las mejores obras de arte que he dibujado; creo que este cuadro podré venderlo a buen precio, dijo el señor pintor.



Pero la joven escucho y aún así le preguntó que cuánto le tenía que pagar, y el señor pintor le dijo no. No, señorita, debería de ser lo contrario, debería pagarle a usted un dinero a cambio, es usted una muy elegante, diría que cualquier pintor desearía pintarla y aun así sería un honor para él dibujarla, dijo mientras iba recogiendo todas sus cosas para irse, para marcharse a la ciudad.



Saliendo del pueblo decía: miren lo que he hecho, miren que cuadro he dibujado miren de quien es la suerte ahora, yo que soy un pobre diablo que ha venido de la ciudad al campo en busca de un buen paisaje para hacer un buen cuadro, pero en verdad no existe ningún cuadro que se venda más caro que un cuadro con una mujer semidesnuda, ¡esto es una reliquia!



Y así se fue el señor pintor a la ciudad, con el cuadro de Candi Wall Andri, pues ni ella se dio cuenta de lo que hizo: vendió su cuerpo, mejor dicho, lo regaló a cambio de nada a un pintor que ella ha visto y que nunca jamás lo volverá a ver, Luís, que no tenía nada, un simple pintor, quizás un pobre diablo de pocos ingresos; sin embargo, ahora tenía en sus manos un cuadro de Rembrandt, un clásico.



Un cuadro valorado en millones de dólares, un cuadro lleno de sabiduría, pues se dice que sólo han habido cuadros del pintor Rembrandt, y con éste que el señor pintor tenía, iba a hacer historia, ya que tener un Rembrandt es un misterio, pues aquel que tenga un cuadro del pintor Rembrandt será buscado y asesinado, ya que es algo así como una pintura de Da Vinci, una Mona Liza, Por lo tanto el señor pintor sabía que tenía que venderlo rápido, que tenía que salir del cuadro o tenerlo en secreto sin que otros grandes pintores famosos y ricos supieran del Rembrandt que el señor pintor falsificó en el campo.



Debo aclarar que el señor pintor no debe dar detalles ni información de la señorita Candi Wall Andrei, pues el señor pintor sabe muy bien que ella es la heredera de una gran membresía, que ella es una Rembrandt, pero ella ni siquiera se lo imagina, tampoco los ciudadanos del campo lo saben y lo peor de todo, ni si quiera se imaginan quien es ella.



Por lo tanto es un secreto que debo mantenerlo muerto. Pero sí debo vender el cuadro para poder salir de esta miseria que me esta matando lentamente. Finalmente pudo hablar con unos pintores muy ricos y que parecían poco honestos, lo vieron y se quedaron aterrados con el cuadro, pues estos decían: dónde pudo hallarlo, dónde pudo encontrar una heredera, si sólo hay una y está muerta hace cientos de años; y lo veían de nuevo y decían: sí, es auténtico, es original es un cuadro Rembrandt, es una Mona liza. Pero, ¿quién es ella?, - le preguntaron, - y no dijo ni una sola palabra, se quedó callado.



Pero díganme si lo van a comprar, porque además de ustedes hay otros pintores que están interesados en él. Pero los pintores ricos sabían que el era un pobre diablo, que no tenía ni para comprar un pedazo de pan, fue entonces cuando le ofrecieron cincuenta mil dólares cincuenta de los grandes, pero Luís sabía que era una cantidad insignificante comparado con lo que tenía a mano, a pesar de que ellos no querían darle más de esa cantidad, a pesar de que sabían que costaba una fortuna, pues era auténtico para ellos.



Pero el pintor no acepto el cheque y se marcharon con todo el deseo de tener el cuadro en sus manos; ellos no solo son pintores si no también coleccionistas de cuadros, pero este es el más caro de todo el mundo, es el cuadro de la historia , ellos debían obtener ese cuadro a como diera lugar.



Era un cuadro que daba envidia verlo, es mejor no ver esa pose de la heredera Candi Wal Andrei, de un campo muy lejano a la ciudad, muy lejos como el dicho aquel, donde el diablo tiró las tres voces. Les digo que allí ni siquiera hay tendido eléctrico, ni ruta para llegar a ese lugar, es la Rembrandt, la Diosa la Atenas que provoca envidia, la de los ojos grandes que puso al señor pintor en peligro.



Así, muy rápido, cuando los señores ricos dieron la espalda, el señor actuó de prisa y se fue de ese lugar, él sabía que desde que la noche cayera iban a venir, iban a volver a matarlo para llevarse el cuadro, su obra de arte. Fue entonces que el señor pintor tubo que irse y recoger todo, pues ya su vida estaba en juego, en peligro de muerte.



Al tiempo escuchó que su casa la habían quemado e incluso lo hacían por muerto pero él estaba vivo, andaba huyendo de todos ellos; así fue como el señor pintor pasó a ser de pobre diablo, a un infeliz, no dormía, muchas veces con hambre todo el día , escondiéndose de todo.



Pues todos creían que él se había robado el cuadro valorado en millones de dólares porque, ¿de dónde iba él a sacar dinero para comprar tal cuadro? Fue así como la vida de señor pintor le cambió totalmente la suerte, que ya no era como lo había dicho aquel día, en que él dibujó la joven.



Desde entonces la maldijo, la calumnió, sabiendo que ella no tenía la culpa de lo que ella era. Tomó el cuadro y lo entró en una caja y luego lo enterró para después quitarse la vida.



Luís prefirió matarse que darle su obra de arte a unos gigantes coleccionista, que solo piensan en su beneficio.



Fin.





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