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sábado, 5 de junio de 2010

La ventana, Novelas de Amor



-"¿Cómo pudiste sacarlo por la ventana?"-le gritaba a mi madre con desesperación: -"¿Qué no te has dado cuenta de que pronto llegarán los guerrilleros?"-mi hermano apenas tenía quince años y a mi madre se le ocurrió que podía estar a salvo si salía por la ventana; yo difería de su opinión prefería que nos mantuviéramos unidos pasara lo que pasara.



Mi hermana Ana, dos años menor que mi hermano se acercó a mi en su silla de ruedas y tocó mi mano, después la agarró con fuerza como si pretendiera transmitirme la paz que proyectaba; a pesar de su corta edad Ana era muy madura, tal vez debido a todo el sufrimiento que la había acompañado desde pequeña: -"Urge que lo busquen"-dijo con una voz, Ana era toda serenidad y paciencia seguramente por que desde muy niña había sufrido mucho y eso le había dado un temple de hierro.



Mi hermana Ana mencionó que mientras tanto se quedaría con Caridad; la cual era una mulata rechoncha y muy alegre, que nos había cuidado desde niños y que puedo decir con certeza que prefería a Ana sobre nosotros, mi madre intentaba que oliera un algodón con alcohol, yo solo quería algo sólido para cubrirme y salir a buscar a mi hermano, encontré una lámina gruesa en el jardín, salí por la misma ventana por la que había salido mi hermano...



Caminé por la playa atestada de gente, a la derecha estaba el conflicto: según mi madre le había dicho a mi hermano que caminara hacia la izquierda con rumbo a la casa de mi tío, donde estaría mucho más seguro: en el mar observé dos lanchas desde las que nos comenzaron a disparar, todos corríamos y corríamos (la lámina que según yo tenía para cubrirme se me cayó de las manos con el susto), yo sólo podía pensar si mi hermano estaría bien o si se encontraba entre todo ese mar de gente: asustado, confundido y hasta tal vez herido...



¿Cómo haría para encontrarlo? La gente comenzó a caer con los disparos, yo sólo rezaba y corría ¿qué más podía hacer? De pronto lo vi a lo lejos, se encontraba herido de un brazo, los dos corrimos y nos abrazamos y lo único que pudimos decir quedamente fue: -"Te quiero mucho"- teníamos varios años sin dirigirnos la palabra y sin embargo vivíamos en la misma casa, de pronto los disparos cesaron... la playa se quedó tranquila y las lanchas se retiraron hacia las profundidades del océano, había mucha gente en la playa sin vida, sin embargo mi hermano y yo estábamos vivos!!!!



Milagro divino, tal vez destino: un conflicto armado había servido para unir a dos hermanos.







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