¡Cuando duele
perder una grana amistad y jamas
recuperarla!
Te sentias feliz cuando yo aparecia.
Aquel abrazo amigo, aquella risa gosoza,
aquel saludo que siempre traia novedad.
Creias en mi hasta la medula de los huesos.
Me escuchabas horas y horas, dias enteros, por que decias que en
mi habia alguna cosa que te llevaba a Dios.
De repente, las cosas cambiaron.
No hubo ya el abrazo de amigo, ni la risa alegre, ni el saludo
amistoso.
En estos dias he reflexionado sobre lo que motivo el cambio.
Conclui por lo unico que sabia:
Cometi algun error
en algun lugar de nuetra marcha.
Tu te decepcionaste conmigo,
tal vez por algo que dije, por algo que hice.
O por algo que no dije o no hice.
O, todavia, por alguna duda que tuviste contra mi.
El hecho es que todo aquello termino.
Eramos grandes amigos
y era hermosa y espontanea nuestra manera
de ser personas y de ser uno para el otro.
Ahora somos dos personas educadas
que se saludan educadamente.
Me parece
que tengo que pedirte que todo sea como antes.
Lo que se es que fuimos amigos en alguna ocasion.
Pero ahora no lo somos.
De manera civilizada, de manera cristiana,
solo digo una palabra:
Perdoname.
0 comentarios:
Publicar un comentario