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lunes, 20 de septiembre de 2010

Lo que sucedio despues de un sueño raro, Historias


Una mujercita bastante pobre
 alquilo una casa vieja y  grande
y se fue a vivir en ella. La casa
tenia un subterrarneo oscuro y
largo y alla encontro abando-
nado un crucifijo grande muy
antiguo, con una cruz hueca por
dentro. La piadosa mujer llevo
el crucifijo a la sala y se dispuso a
colocarlo en un lugar honroso de
la casa, pero como era ya de n
noche y estaba cansada, se fue
a dormir, dejando para el dia
siguiente la colocacion de la
santa imagen en su sitio de
honor.
Pero aquella noche tuvo un
sueño. La parecio que el crucifijo
le pedia un buen almuerzo, un
poco de bebida para su sed, y
buenas ropas para defenderse
del frio, porque estaba muy
desprovisto.

Apenas amanecio, se apresuro
la viejita a preparar el almuerzo
que, segun su sueño, le habia
sido pedido por Cristo y asi
fue que pronto le estuvo preparado
una gordisima gallina, muy bien
asada en el horno, y toda clase
de comestible populares. Y
sacando de su alcancia los
ahorros que teni se fue al
mercado a conseguir una
buena botella de vino, vestidos
de primera clase, cobijas y
sueteres.

Pero el Cristo no se preocu-
paba por comer o por ponerse
los vestidos que ella tan
cariñosamente le habia
conseguido.


Y  asi, mientras ella esperaba
impaciente que su Amo le
recibiera sus regalos, oyo que
por la calle pasaba una mujer
llorando.Que te pasa vecina?
le dijo la buena campesina.
"Pues que mis hijos se mueren
de hambre y no tengo nada para
calmar su apetito"--"Tome
tome esto que yo tenia preparado
para mi crucifijo, pero que
el no quiso recibir", le dijo la
piadosa mujer y sin mas le fue
entregado todo el sabroso
almuerzo que para su Cristo
habia preparado.

Y ya iba a cerrar la
 puerta de la casa
cuando vio que un
pobre viejito se arrastraba
tiritando de frio. Era uno
desamparado sin familia y casi
sin ropas. Corrio entonces la
buena mujercita y trajo la botella
de vino y los abrigados vestidos
que para si Cristo habia
comprado, y regalo rodo aquello
al viejito diciendole "Tomese el
vinito, que le quitara el frio y cubrase
con estas ropas, que
que aquel aquien se las tenia
destinadas no las quiso recibir".
Sobra decir la inmensa alegria
del ancianito, y como el al igual
que la entristecida madre de
familia que acababa de pasar,
se fue pidiendo a Dios que
llenara de bendiciones a su
bondadosa protectora.

Amalia, (que asi se
llamaba la mujer habia encontrado el
crucifijo), quito con toda delicadeza
el polvo y las telarañas que cubrian
la preciada imagen que se habia
encontrado en el subterraneo, y
se propuso hacerle un pqueño
monumento en la mitad del patio
para colocarlo alli. Trabajo en
todo el dia, y muy cansada
se fue a dormir. Y aquella noche
soño que el Cristo  le
decia " Gracias por lo generosa que con
mis amigos los pobres.
Mañana lea el capitulo
25 del evangelio de
San Mateo en el
 versiculo  numero 40, y
sacuda el crucifijo
varias veces".

Apenas levantada, corrio Amalia
a leer su evangelioy con
satisfaccion se encontro con
esta frase "Todo lo que habeis hecho
con cualquiera de mis hermanos los humildes,
conmigo lo habeis hecho"
Entonces de se dio cuenta la mujer
sencilla, que habia dado
 almuerzo y ropas a Cristo,
representado en esos pobres. Y
muy contenta fue a sacudir
el crucifijo que tenia esa cruz tan
grande y hueca por dentro. Y
cual no seria su admiracion cuando de la
cruz empesaron a salir monedas de oro.
Quizas algun  rico las habia escondido hay
en tiempos peligroso de guerras, y
despues murio sin alcanzarlas a sacar.
Eran unas trescientas monedasde oro,
y con ella tuvo Amalia para comprase aquella
casa y una buena tienda, y para repartir muchisimas
 limosnas entre la gente pobre, convencida
de que todo favor que hiciera a cualquiera de
los humildes se lo hacia a
Cristo mismo.








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