Mi padre es un caballero: elegante en el vestir aunque no lleve traje; es un hombre sabio:
dulce y prudente al hablar; siempre respetuoso, cortés y amoroso con mi madre.
Gracias a él, lo tengo todo: una familia, alimento, techo, cobijo, educación;
me ha brindado su amor a manos llenas, con su respectiva dosis de paciencia,
observaciones, jalones de orejas... Y me compartió su más preciado tesoro: el don de la vida.
Si no hubiese sido por él, no sería lo que soy.
Como una pequeña muestra de agradecimiento, de amor y para honrar su nombre y su persona,
escribo estas breves líneas.
Te mando un beso y un abrazo.
Gracias, papá. Dios te bendiga
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